jueves, 23 de febrero de 2012

LEYENDO "EL PROFETA" DE KHALIL GIBRAN



Y...El Profeta habló de los hijos...


Khalil Gibran es un maravilloso poeta, místico y artista que nació en
Líbano en 1883. Se afincó en Estados Unidos y su vida transitó entre
su amor por la cultura árabe y la influencia de pensadores
occidentales.
 La literatura de Khalil Gibran se define por su búsqueda
mística de las materias más clásicas del comportamiento y del sentir
existencial, desde un sentimiento pleno de bonhomía y conexión
natural.

Su obra maestra es "El Profeta" y se convirtió en un icono del
despertar de la juventud de los años 60, junto con el célebre
"Sidharta" de Herman Hesse. De repente las mentes sensibles y tiernas de
los jóvenes se vieron desbordadas por sentimientos de espiritualidad
oriental, satisfaciendo de alguna manera su necesidad de "rebeldía"
frente a la rigidez y la abulia de las religiones costumbristas. Hemos
elegido un capítulo del libro, en el que "El Profeta", lleno de amor
hacia sus semejantes desgrana su alma ante las preguntas que una
vidente llamada Almitra le hace antes de partir. Texto para meditar,
recuperar nuestro recuerdo de hijo adolescente necesitado de libertad
y amor, y mirar hacia nuestros corazones de padres deseosos de
entregar esa libertad y ese amor a nuestros hijos.

...Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos.
Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.

Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede
visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois
vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.

Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas
vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con
su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestras manos sea para alegría.
El también, además de amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.

(Artículo enviado por María García)

1 comentario:

  1. Como es mi mujer y su exquisita sensibilidad la que nos recomienda esta joya, pocas cosas puedo decir...
    Sólo una:
    ERES MARAVILLOSA, CARIÑO.

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