sábado, 28 de abril de 2012

RECOMENDADOS - BAJO EL SIGNO DE LA ESVÁSTICA de MANUEL CHAVES NOGALES


Este premonitorio texto se adelanta a los acontecimientos históricos acaecidos durante el Tercer Reich, al recoger entre sus líneas la ya efectiva inoculación del nacionalsocialismo en el corazón del pueblo alemán 


Bajo el signo de la esvástica es el título de la nueva publicación que acaba de sacar al mercado la editorial Almuzara, obra del insigne periodista y escritor sevillano Manuel Chaves Nogales.

Se trata de la recuperación de un gran reportaje que este autor realizó para la revista Ahora sobre la Alemania nazi, a pocos meses del ascenso definitivo de Adolf Hitler al poder.

Publicado en mayo de 1933 en una serie de piezas englobadas en una serie mayor que se anunciaba bajo el marbete «Cómo se vive en los países de régimen fascista», este premonitorio texto de Chaves Nogales se adelanta a los acontecimientos históricos acaecidos durante el Tercer Reich, al recoger entre sus líneas la ya efectiva inoculación del nacionalsocialismo en el corazón del pueblo alemán.

El reportaje en su conjunto es más bien de índole sociológico y está realizado a pie de calle. En el texto se aprecia el enorme interés del escritor sevillano por contar cómo la población media germana se había convertido al nuevo régimen. También denuncia cómo se arrinconaba dramáticamente al judío y presagia su aniquilación sistemática, como así sucedió.





Chaves Nogales anticipa, ya en esas fechas, la noticia sobre los campos de trabajos forzados, advirtiendo del futuro oscuro de estos recintos. Sin embargo, no desatiende a las altas esferas e incluye, en este reportaje, una entrevista al ministro de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, y algunas observaciones de política mundial.

En esta edición se inserta en apéndices la repercusión de su conferencia «Cómo se acaba con una República. Del comunismo ruso al fascismo alemán», impartida en Sevilla a raíz de este viaje a Alemania. El propio Chaves Nogales, en una muestra de su inquietud por la atribulada república española, quiere difundir el «gran interés aleccionador» que tiene «el saber cómo se provocan y cómo se desenvuelven los regímenes dictatoriales».

Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) es hoy una de las referencias de la literatura y el periodismo español del siglo XX. En 1921, justo mientras dejaba preparada la publicación de su primer libro, La ciudad, reeditado por la editorial Almuzara en el 2011, dedicado a su ciudad natal, marchó a Madrid para hacer carrera en el cambiante mundo del periodismo.
Como redactor jefe de El Heraldo y director de Ahora, conquista la cima periodística con sus grandes reportajes denuncia sobre la Rusia bolchevique y los regímenes fascistas.

Su obra literaria, entre el periodismo y la novela, dejó varios libros fascinantes de tema ruso, y en 1935 conquista un enorme éxito editorial con su Juan Belmonte, matador de toros. Con la guerra tuvo que abandonar España y, tras un periodo en París, del que surge buena parte de su libro La agonía de Francia (1941), se instala en Londres donde seguirá desarrollando una labor periodística internacional de primera fila. En el clima de exilio y guerra, una desafortunada intervención quirúrgica le produjo la muerte mientras preparaba un libro con los testimonios de refugiados de la ocupación alemana.



Chaves Nogales, intuición y lucidez

Chaves se define como intelectual liberal, antifascista y antirrevolucionario. “Con el debido respeto – dice Chaves- todo revolucionario me ha parecido siempre algo tan pernicioso como cualquier reaccionario”. Y añade: “Mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad. (…) Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España (…) Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos. (…) Un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros”.



“Cuando estalló la guerra – sigue Chaves- me quedé en mi puesto cumpliendo mi deber profesional (…) Vi entonces convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas terribles a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo. (…) Me fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y no había nada que salvar (…) Y tanto o más miedo tenía a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas (…) Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos”.

Fatalista, Chaves advierte: “El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado o de otro de las trincheras (…). El hombre que encarnará la España superviviente surgirá merced a la guerra, que hace sucumbir a los mejores. ¿De derechas? ¿De izquierdas? ¿Rojo? ¿Blanco? Es indiferente (…) Sea quien fuere, será un traidor a la causa que hoy defiende”. Y acierta al profetizar la llegada de “un gobierno dictatorial que con las armas en la mano obligará a los españoles a trabajar desesperadamente y a pasar hambre sin rechistar durante veinte años, hasta que hayamos pagado la guerra (…) Habrá costado a España más de medio millón de muertos (…). Cuando llegué a esta conclusión abandoné mi puesto en la lucha (…). Me expatrié cuando me convencí de que nada que no fuese ayudar a la guerra misma podía hacerse ya en España”.

Eso lo escribía Chaves a comienzos de 1937. Una España se levantó en armas contra la República confundiendo a esta con la otra España. Pero no había dos sino tres: a esta tercera España, que hasta la transición no fue una inmensa mayoría, le debemos la democracia. Entre sus precursores está el exiliado Manuel Chaves Nogales, muerto prematuramente en Londres el año 1944.


Quema de libros ordenadas por las autoridades nazis


Fuentes:

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